Queridos amigos…
Estamos iniciando un nuevo mes con mucha actividad, como podrán apreciar más abajo, en el programa.
Vamos a adentrarnos un poco más en la música clásica, a través de conciertos de piano, canto y también ópera. Pero teniendo en cuenta de que manera el piano, el canto y la forma que toma a través de la ópera pueden reflejar nuestra propia vida. Tal vez sean recuerdos, evocaciones, asociaciones, imaginación, imágenes, historias… quien sabe… nos animamos a emocionarnos al escuchar?
Por un lado el piano, instrumento nacido en Europa en la època de pleno desarrollo de la música clásica. Instrumento de percusión, aunque no lo parezca. Sus predecesores fueron el órgano y el clave. Luego se comenzaron a fabricar los primeros pianos que se llamaron “pianofortes”, precisamente porque se podía cambiar la intensidad de los sonidos desde un “piano” hasta un “forte”. En la época de Mozart, los pianos tenían una sonoridad delicada y pronto fueron reemplazados por otros más adecuados a otras técnicas pianìsticas que requerían para su despliegue, mayor “cuerpo” sonoro y fueron los ingleses los que le dieron esta impronta a estos instrumentos y se transformaron en famosos fabricantes de pianos internacionalmente reconocidos. En aquellas épocas y hasta no hace muchos años, era común tener en las casas de familia un piano.
Si podemos usar nuestra imaginación y viajar en el tiempo… nos encontraríamos con un mundo lleno de ruidos y de sonidos de la naturaleza, y, a veces, algún canto o silbido humano… y otras, algún sonido proveniente de algún instrumento. En aquella época no existían intérpretes y público, sino que se hacía música por propio placer. No existía la tecnología que conocemos, ni siquiera la electricidad, por lo tanto, si en casa no había algún músico… difícilmente se podía escuchar música. Las familias eran numerosas y siempre había alguien que aprendía piano. Y así podía animar una reunión, o llenar de melodías un día cualquiera. No había casi posibilidades de escuchar música de otra manera. La sala de conciertos demoró bastante en hacer su aparición. Y hasta que lo hizo, los lugares donde se podía hacer música solían ser los livings de las casas. Por supuesto el canto también estaba presente. En otras oportunidades podían reunirse varios músicos e improvisar un concierto… eran las tertulias, y ésas eran las oportunidades de conectarse con el universo sonoro.
Nuestro próximo encuentro nos facilitará el viaje en el tiempo, ya que nos encontraremos en las salas del Museo Isaac Fernández Blanco, cuya arquitectura nos hará sentir seguramente, que la tecnología aun no ha llegado…
Estamos iniciando un nuevo mes con mucha actividad, como podrán apreciar más abajo, en el programa.
Vamos a adentrarnos un poco más en la música clásica, a través de conciertos de piano, canto y también ópera. Pero teniendo en cuenta de que manera el piano, el canto y la forma que toma a través de la ópera pueden reflejar nuestra propia vida. Tal vez sean recuerdos, evocaciones, asociaciones, imaginación, imágenes, historias… quien sabe… nos animamos a emocionarnos al escuchar?
Por un lado el piano, instrumento nacido en Europa en la època de pleno desarrollo de la música clásica. Instrumento de percusión, aunque no lo parezca. Sus predecesores fueron el órgano y el clave. Luego se comenzaron a fabricar los primeros pianos que se llamaron “pianofortes”, precisamente porque se podía cambiar la intensidad de los sonidos desde un “piano” hasta un “forte”. En la época de Mozart, los pianos tenían una sonoridad delicada y pronto fueron reemplazados por otros más adecuados a otras técnicas pianìsticas que requerían para su despliegue, mayor “cuerpo” sonoro y fueron los ingleses los que le dieron esta impronta a estos instrumentos y se transformaron en famosos fabricantes de pianos internacionalmente reconocidos. En aquellas épocas y hasta no hace muchos años, era común tener en las casas de familia un piano.
Si podemos usar nuestra imaginación y viajar en el tiempo… nos encontraríamos con un mundo lleno de ruidos y de sonidos de la naturaleza, y, a veces, algún canto o silbido humano… y otras, algún sonido proveniente de algún instrumento. En aquella época no existían intérpretes y público, sino que se hacía música por propio placer. No existía la tecnología que conocemos, ni siquiera la electricidad, por lo tanto, si en casa no había algún músico… difícilmente se podía escuchar música. Las familias eran numerosas y siempre había alguien que aprendía piano. Y así podía animar una reunión, o llenar de melodías un día cualquiera. No había casi posibilidades de escuchar música de otra manera. La sala de conciertos demoró bastante en hacer su aparición. Y hasta que lo hizo, los lugares donde se podía hacer música solían ser los livings de las casas. Por supuesto el canto también estaba presente. En otras oportunidades podían reunirse varios músicos e improvisar un concierto… eran las tertulias, y ésas eran las oportunidades de conectarse con el universo sonoro.
Nuestro próximo encuentro nos facilitará el viaje en el tiempo, ya que nos encontraremos en las salas del Museo Isaac Fernández Blanco, cuya arquitectura nos hará sentir seguramente, que la tecnología aun no ha llegado…
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