Queridos amigos...
Transcribo a continuación un texto del libro "Free-play, la improvisación en la vida y en el arte" de Stephen Nachmanovitch:
"En cierto sentido, todo arte es improvisación. Algunas improvisaciones se presentan ya enteras y de inmediato; otras son "improvisaciones ayudadas", que han sido corregidas y reestructuradas durante un período de tiempo antes de que el público llegue a disfrutar de la obra. Un compositor que escribe en el papel de todas maneras improvisa al comienzo (aunque solo sea mentalmente), luego toma los productos de la improvisación y los refina y les aplica una técnica y una tecla. "Componer", escribe Arnold Shoenberg, "es una improvisación lentificada; a veces no se puede escribir lo suficientemente rápido como para seguir el ritmo del flujo de ideas". Las obras de arte terminadas que vemos y podemos llegar a amar profundamente son, en cierto sentido, las reliquias o huellas de un viaje que fue. Lo que alcanzamos a través de la improvisación es el sabor del viaje mismo.
La improvisación es la forma más natural y extendida de hacer música. Hasta el siglo pasado, era parte integrante hasta de nuestra tradición musical culta en Occidente. Leonardo Da Vinci fue uno de los más grandes improvisadores en viola da braccio, y junto con sus amigos puso en escena óperas cuya música y letra se inventaban en el momento. En la música barroca el arte de tocar instrumentos de teclado a partir de un "bajo figurado" (un bosquejo armónico que el ejecutante completa según su fantasía del momento) se parecía al arte del moderno músico de jazz de tocar sobre temas, motifs, o cambios de cuerda. En la época clásica las cadencias del violín, el piano y otros concerti se improvisaban, dando oportunidad al ejecutante de poner su propio caudal creativo al servicio de la obra de arte en conjunto. Tanto Bach como Mozart tenían renombre como improvisadores muy libres, ágiles e imaginativos, y hay muchas historias, a la vez conmovedoras y divertidas, con respecto a sus hazañas en este campo. Beethoven, cuando por primera vez llegó a Viena, adquirió fama como asombroso improvisador, y más tarde como compositor.
Mozart fue tal vez el más grande improvisador con papel y pluma. A menudo escribía sus partituras directamente en limpio, inventando la música todo lo rápido que le permitía la pluma y casi sin tachar una línea.
La sala de conciertos formal que se impuso en el S. XIX fue terminando gradualmente con la improvisación. La era industrial trajo con ella un excesivo énfasis en la especialización y el profesionalismo en todos los campos de la vida. La mayoría de los músicos se redujeron a la ejecución nota por nota de las partituras escritas por un puñado de compositores que de alguna manera tenían acceso al misterioso y divino proceso creativo. La composición y la ejecución se separaron progresivamente una de la otra, en detrimento de ambas. Las formas clásica y popular también se apartaron cada vez más una de la otra, con el mismo resultado. Lo viejo y lo nuevo perdieron su continuidad. Entramos en un período en que los que iban a los conciertos llegaron a creer que el único compositor bueno era el compositor muerto.
La improvisación reapareció en este siglo, notablemente en el campo del jazz. Más tarde en este mismo siglo, la música de la India y otras tradiciones improvisatorias llevaron nuevamente a los músicos a los placeres de la creación espontánea. Más allá de estas formas de improvisación sobre un tema o dentro de un estilo determinado de improvisación libre y la invención de estilos nuevos y personales de creación artística están tomando cuerpo. Hoy muchos artistas se reúnen en conjuntos de cámara para la improvisación.
El arte visual tuvo su tradición de "automatismo"; pintores como Wassily Kandinsky, Yves Tanguy, Joan Miró y Gordon Onslow Ford se acercaron a la tela sin tema preconcebido, pero permitiendo que afloraran los colores y las formas que tenían dentro, desde las espontáneas e intuitivas expresiones del inconsciente. En "Improvisaciones", que brindó el escenario para gran parte del arte del S XX, Kandinsky se vio a sí mismo retratando estados y transformaciones espirituales a medida que ocurrían. En todas estas formas de expresión hay una experiencia unificadora que es la esencia del misterio creativo. El centro de la improvisación es el libre juego de la conciencia mientras dibuja, escribe, pinta y ejecuta la materia prima que surge del inconsciente. Este juego implica un cierto grado de riesgo.
Toda acción puede practicarse como un arte, como un oficio o como un trabajo penoso.
¿Cómo se aprende a improvisar? ¿O, en todo caso, cómo se aprende cualquier arte? ¿O cualquier cosa? Aquí encontramos el elemental doble vínculo: vaya y dígale a alguien: "¡Sé espontáneo!". O trate de que alguien se lo diga a usted. Nos sometemos a maestros de música, de baile o de taller literario que pueden criticar o sugerir. Pero por debajo de todo eso lo que realmente nos piden es que "seamos espontáneos", que "seamos creativos". Y eso, por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo.
¿Cómo se aprende a improvisar? La única respuesta es otra pregunta: ¿Qué nos lo impide? La creación espontánea surge de lo más profundo de nuestro ser y es inmaculada y originalmente nosotros mismos. Lo que tenemos que expresar ya está con nosotros, es nosotros, de manera que la obra de la creatividad no es cuestión de hacer venir el material sino de desbloquear los obstáculos para su flujo natural.
Por lo tanto no hay forma de hablar del proceso creativo sin mencionar su opuesto: todo ese asunto pegajoso y resbaladizo de los atascamientos; esa intolerable sensación de estar trabado, de no tener nada que decir.
La única forma de salir de la complejidad es a través de ella. En última instancia, las únicas técnicas que pueden ayudarnos son las que inventamos nosotros mismos...
Me quedo con esta frase: "la creación espontánea surge de lo más profundo de nuestro ser y es inmaculada y originalmente nosotros mismos..."
… porque el tema que ocupó el mes de mayo y que continuará en junio hace alusión en forma directa a este texto, ya que la música clásica nació en su momento de la música popular, y ésta, a su vez, fue improvisación en su origen… como también sucede en la creación de música clásica por parte de sus compositores en muchos casos…
lunes, 4 de junio de 2007
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